EL BRAINSTORMING

El brainstorming o tormenta de ideas consiste en una técnica de trabajo grupal, utilizada habitualmente para la generación de nuevas y originales ideas, para resolver una situación o simplemente generar ideas útiles para un proceso determinado. Suelen ser reuniones planteadas en un ambiente relajado. Podéis aumentar el conocimiento sobre el tema pulsando en el siguiente enlace: BRAINSTORMING

Para introducir el tema, me gustaría mostraros este gracioso vídeo, donde se representa un brainstorming desde un punto de vista humorístico; en él se ve cómo se busca un nombre original para un nuevo proyecto de una gran compañía; es el siguiente:

Esta técnica fue descubierta por sistema de ensayo-error por Alex Faickney Osborn en la primera mitad del siglo XX. Este destacado creativo descubrió que surgían más y mejores ideas utilizando un proceso interactivo grupal flexible, de las que se venían generando mediante un trabajo realizado de forma individual e independiente; según el autor “el proceso interactivo de grupo no estructurado era el mas eficaz para generar más y mejores ideas que se realimentaban como el aire húmedo y cálido y ascendente de una tormenta” (de ahí el origen del nombre). Postulados que algunos autores ponen en entredicho, en la actualidad.

La mejor manera de explicar esta técnica es aplicándola a un ejemplo, por lo que veo recomendable que visualicéis el siguiente video, donde se explica el funcionamiento del brainstorming y como tomaría cuerpo en una reunión, para pensar en nuevas y originales ideas de negocio para un hotel:

Ahora que ya conocemos qué es y en qué consiste esta técnica, sería recomendable exponer una serie de características y/o consejos a la hora de organizar y ejecutar correctamente una sesión de tormenta de ideas. Como por ejemplo:

  1. Se recomienda limitar la duración de la sesión a 45 minutos.
  2. Un grupo de 3 ó 4 personas, es el número ideal para hacer un buen brainstorming.
  3. Se debe determinar con claridad el tema a tratar en la tormenta de ideas.
  4. No deben existir portavoces.
  5. No debe haber jerarquías durante el proceso.
  6. No se deben desechar las ideas absurdas obtenidas en el brainstorming.
  7. Se debe discutir de forma positiva todas las propuestas aportadas por el grupo.
  8. Se deben evaluar de forma imparcial las ideas aportadas por los participantes del brainstorming.

Esta técnica se ha venido usando de forma casi dogmática desde hace más de 70 años, pero empiezan a aparecer críticas a este sistema de generación de creatividad. La más importante la hizo el periodista y escritor especializado en temas de neurociencia y psicología, Jonah Leher, habitual crítico del afamado semanario “The New Yorker”, quien afirmaba en un artículo lo siguiente en referencia a la técnica del brainstorming:

 “La suposición subyacente de la ‘lluvia’ o tormenta de ideas es que si la gente tiene miedo de decir algo equivocado, que va a terminar por no decir nada en absoluto. Por lo general, los participantes dejan una ‘tormenta de ideas’ orgullosos de su contribución. La pizarra queda llena de asociaciones conceptuales libres. En el momento en que tiene lugar,  la ‘tormenta de ideas’ puede parecer una técnica mental ideal, una manera de sentirse bien porque estás contribuyendo a aumentar la productividad. Pero hay un problema abrumador, con  la ‘tormenta de ideas’. No funciona”.

 El autor basa su crítica en varios estudios realizados por prestigiosas escuelas de negocios, concluyendo que aunque esa técnica se usa masivamente rara vez consigue generar las mejores ideas; la masa crítica del grupo es la que puede impedir a algunas personas (portadoras de las mejores ideas), liberar esa creatividad sin haberlo hecho de forma individual previamente, para ya posteriormente poder desarrollarla en un proceso común o grupo de trabajo.

Esta crítica hace  necesario replantearse si el brainstorming de por sí, es suficiente para dar con la clave de un proceso, o si por contra sería necesario un trabajo previo individual preparatorio de la sesión y del tema a tratar para que se pueda empezar a discutir sobre ideas sólidas, sin tener que perder tiempo y efectividad valorando ideas alocadas e irrealizables. Lo cual parece una labor de especialistas en la mente humana.

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