En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…

¿La Mancha? Si, ¡de café! Buff, qué recuerdos… cuando yo me estaba iniciando en el mundo de la informática… muchas horas delante del ordenador y muchos cafés diarios… y ese café que se derramó a lo salvaje sobre el escritorio, después de estar varias horas intentando crear mi propia hoja de cálculo. Esa mancha, que quedó allí, reseca, porque no podía dejar de “trabajar” en mi ordenador para limpiarla, había resultado una imagen un tanto interesante. Algo así como un puño cerrado y un dedo levantado, casualmente el del medio. ¡Vaya! Justamente se derrama el café encima de mis apuntes donde tenía todo anotado.

Aquel día fue de lo más desesperante… tenía medio terminada la hoja de cálculo y no podía ver lo que estaba escrito ¡tenía el café por encima! Ese día me di cuenta que lo que crees que es importante, mejor tenlo a buen recaudo. Desde aquel percance todo lo que hago lo duplico y lo guardo. Les llamo copias de seguridad. Una de mis habitaciones parece un almacén. Está llena de archivadores a tope de papeles, así como varios discos duros llenos de datos. Es importante guardar la información, pero quizás sea igual de importante tener espacio para ello. Siempre es bueno tener visita y poder ofrecerles un sitio donde dormir… por ello, ahora solamente guardo los datos en discos duros y puedo dedicar la habitación a otros menesteres 😉

En este caso, los ordenadores ganan la partida al boli y papel. ¿Qué opinas tú?

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