Tapering

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Durante los últimos días se escucha por los parqués de todo el mundo un término muy peculiar: tapering.

Es una expresión muy utilizada en el ámbito del deporte (concretamente, en los de gran resistencia como el maratón), en el que se emplea para hacer referencia a la reducción del ritmo de entrenamiento que se lleva a cabo los días anteriores a una competición importante.

Pero veamos su aplicación en el ámbito de los mercados financieros.

Si nos ceñimos a su traducción literal, el tapering se puede definir como la disminución gradual del diámetro, anchura o grosor de un objeto.

Esta definición nos sirve, en parte, para entender su significado desde el punto de vista de los mercados financieros.

El término tapering empezó a utilizarse a finales del pasado mes de mayo, asociado a la retirada progresiva de estímulos monetarios por parte de la FED (Reserva Federal Norteamericana), anunciada ante el Congreso por el presidente de la misma Ben Bernanke.

Dicho de forma más sencilla:

Tapering es justo lo contrario al estímulo económico, concretamente al estímulo que, en términos técnicos, se denomina Quantitative Easing (Flexibilización Cuantitativa).

Y, ¿qué es un estímulo monetario?

Básicamente, inyectar dinero en la economía para que sus agentes (principalmente, empresas y entidades financieras) se animen a la inversión, al crédito y al consumo.

Y, en este sentido, tras el estallido de la crisis, la Reserva Federal de Estados Unidos no había dejado de aumentar ese estímulo a través del citado instrumento, los Quantitative Easing.

¿En qué consisten?

Los Quantitative Easing son una herramienta no convencional de política monetaria, utilizada por algunos bancos centrales, para aumentar la oferta de dinero, aumentando con ello el exceso de reservas del sistema bancario.

La oferta de dinero se destina a inundar las instituciones financieras con capital, en un esfuerzo por estimular los préstamos y aumentar la liquidez. Uno de los principales objetivos que se busca es que esa liquidez llegue a la economía real, en forma de créditos a los consumidores.

Pues bien, aclarado ese concepto y volviendo al tema que nos ocupa, aunque la citada retirada de estímulos se había insinuado para mediados de 2014, finalmente llegó, al anunciarse una reducción de compra de bonos y títulos de 85.000 millones de dólares mensuales a 75.000 millones.

Para los analistas, se trata de una reducción moderada y un claro indicio de que la estrategia de salida será más progresiva y gradual que repentina y brusca.

La anticipación de la decisión se debe, casi con toda seguridad, a que la economía de EE.UU. está consolidando su repunte, reflejando un crecimiento del 4,1% (y superando así en un 0,5% las previsiones), así como a la consolidación del mercado de trabajo.

Además, como ya hemos adelantado, se llevará a cabo de forma reducida y acorde con la evolución de la economía.

Si el ritmo de reducción se mantiene tras cada reunión de la FED (cada 45 días aproximadamente), hacia finales de 2014, los Quantitative Easing llegarán a su fin.

Esta reducción no se trata necesariamente de una mala noticia, en la medida en que se administre de forma correcta y justificada. De hecho, tras conocerse la decisión, las sesiones arrancaban con los índices americanos en máximos históricos.

Además, lo más sorprendente y tranquilizador es que los mercados emergentes, los que, en principio, podrían sufrir más el inicio del recorte de los estímulos, acogieron la noticia con bastante tranquilidad.

En realidad, se antoja bastante previsible, en la medida en que se habló tanto del tapering que se puede afirmar que todos sabían que se iba a producir.

Y ya se sabe que, en los mercados financieros, lo que todo el mundo sabe, ya está descontado en los precios y no es noticia.

Más complicado será, de aquí en adelante, conocer los efectos de su onda expansiva. Muchos activos financieros han vivido de estos estímulos.

En cualquier caso, la principal conclusión que se extrae, no obstante lo dicho, es que la política de la FED sigue siendo claramente expansiva (aunque, evidentemente, en menor magnitud), estando todavía lejos el horizonte en el que se empiece a pisar el freno a través de la implementación de medidas más restrictivas.

Veremos los efectos llegado el momento.

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