En la actual época crisis, donde las empresas que creíamos más inmunes a la misma están cayendo en graves problemas económicos y de financiación, se hace cada vez más importante cambiar el rumbo y la filosofía tradicional que las empresas venían implementando, sobretodo en sus esfuerzos de marketing y comunicación, debiendo alejarse cada vez más de la mentalidad en la que se ponía al cliente externo o final como el centro de la organización, pasando a ocupar los trabajadores o clientes internos este puesto.
Fruto de esta necesidad surge el concepto de marketing interno.
Se define el marketing interno como el conjunto de actividades de comunicación que se encargan de promocionar los valores de marca, la identidad e imagen corporativa de una compañía entre sus propios empleados.
Estas acciones forman parte de la política de comunicación interna de la organización; y el objetivo final es lograr que los trabajadores puedan identificarse mejor con los productos/servicios que la misma ofrece a los clientes, con su filosofía y sus valores, mejorando, de esta forma, su grado de motivación y su fidelidad hacia la compañía. Este es el primer paso para lograr aumentar el nivel de productividad en una empresa.
Englobado en esta filosofía, se produce una relación triangular entre los 3 agentes interesados en la comunicación empresarial, es decir: la empresa, los clientes y los trabajadores; siendo el marketing interno la columna vertebradora en la que se cimientan las bases de la relación empresa-trabajadores, como se puede observar en la imagen de la derecha.
En el siguiente vídeo se presentan las 7 principales tareas que el marketing interno debe desarrollar, con los resultados que se esperan lograr con cada una de ellas:
Los estudios realizados sobre RRHH, en la década de los 80, sobre la motivación del personal, mostraban que el tradicional e inadecuado sistema de comunicación interno en las empresas, provocaban un bajo nivel de integración de los trabajadores dentro de ellas, lo que provocaba un alto grado de desmotivación en dichos empleados. Esta alta desmotivación, fue uno de los motivos por los que surgió la disciplina del coaching empresarial.
En la actualidad la difícil situación económica provoca que la inmediatez y la visión «cortoplazista» que demuestran muchos directivos provocan que se esté volviendo a esta situación 30 años atrás.
La inexistencia de objetivos globales y estratégicos, centrando las preocupaciones en la supervivencia del día a día, es un motivo por el que se llega a concebir a estos trabajadores como una costosa obligación y no como un verdadero y decisivo recurso estratégico, lo que termina agravando la situación.
Las consecuencia de este tipo de gestión la terminan sufriendo un gran número de trabajadores que, sin ser causantes ni culpables de la situación, son las auténticas víctimas de la situación y principales perjudicados de la misma.
Tras lo expuesto, la reflexión que cabe hacerse es que, para mejorar la situación económica de una empresa, no resulta nada conveniente concebir a los trabajadores como un coste del que conviene deshacerse, sino como un elemento que supone una auténtica ventaja competitva que, impulsada a través de una adecuada utilización de las herramientas del marketing interno y la comunicación organizacional, permita la supervivencia en tiempos de crisis; ya que estos clientes internos suponen (por su contacto directo con el usuario final), la verdadera imagen que se percibe de la empresa y que, por tanto, suponen un factor decisivo de retención y fidelización de dichos clientes externos.
“La buena comunicación es tan estimulante como el café negro,
e igual de difícil de olvidar al dormir”. (Anne Morrow Lindbergh)